Hoy leí en cuestión de unos segundos una de las columnas que más disfruto de la prensa nacional, quizás porque en la mayoría de los casos me siento muy identificada con la visión de una joven profesional residente en el extranjero y con un sentido común muy bien desarrollado. En su columna “La mirada insolente”, Patricia Mora publicó esta semana un escrito sobre un tema bastante personal, quizás hasta medio de psicoanálisis, llamado “Saber esperar”. Explicando un poquito lo importante de saber atravesar con entereza esos momentos de la vida en que la única alternativa es saber detenerse y esperar las señales que nos serán dadas para poder continuar. Personalmente me toco leerlo, quizás por coincidencia, justo en un momento en el que quiero compartir la increíble satisfacción que se siente cuando en una etapa más de tu vida te ves finalmente llegando al final del túnel sabiendo que durante aquel largo o corto recorrido (a veces perdemos el sentido del tiempo) cultivaste la paz interior necesaria, o como dice Patricia, si has sabido meditar en armonía con tus miedos, con tus dudas e inseguridades y ponerlas en el nivel mínimo, para retomar lo que nos depara el destino con la fuerza y la serenidad necesarias, disfrutando de esa luz que siempre parece brillar más que nunca cuando has pasado un tiempo sin verla.
Gracias por ser mi luz al final del túnel. Más que buenos principios prefiero mejores finales.
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