jueves, 3 de julio de 2008

Me, myself y mis rizos


La mujer que más admiro en el mundo, mi madre, se ocupo de enseñarme lo valioso de ser auténtico y genuino. “Ser auténtico significa ser fiel a uno mismo. Es un fenómeno sumamente peligroso que pocas personas pueden afrontar. Pero quienes lo hacen, lo consiguen: una belleza, una gracia y una satisfacción inimaginables”. En nuestro proceso de crecimiento muchas veces perdemos parte de nuestra esencia buscando una aceptación del medio que al final vale poco más que nada. Nuevamente he descubierto la belleza del ser natural, de lo especial de explotar los rasgos que mi mezcla de herencias me ha regalado. Cada ser humano tiene alguna cosa que es diferente del otro y, en la medida que utilizamos esto, podemos ser espontáneos y auténticos.

Pero como bien dijo Jesús “dad al César lo que es del César…”, agradezco a quien me impulso a recuperar las fuerzas y el empuje para ser una persona con plenas capacidades para enfrentar y transformar un régimen casi tramposo y embaucador que nos abraza si no sabemos identificar con criterio todo el cúmulo de información que estamos recibiendo y van cargando nuestros registros, predeterminando una actitud frente a los hechos cotidianos, dejándonos arrastrar por un viento casi huracanado que nos envuelve en torbellinos, sin darnos tiempo a detenernos a pensar si es realmente lo que buscamos como personas o como sociedad.

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