domingo, 13 de julio de 2008

A mi edad (II)


Como escribiera en un post anterior; uno que aparentemente, a pesar de su sencillez, gusto bastante a quienes más o menos frecuente teclean mi dirección para ver las cosas nuevas publicadas y poder hacerse una idea de que estará pasando por mi vida, construir con su imaginación los sucesos y hasta descubrir mis sentimientos más ocultos (y repito…que lindo es tener lectores),… en la vida aprendemos de quienes menos lo esperamos, yo personalmente aprendí casi todo de mi madre, aunque muchas metidas de pata tienen claro mi firma muy personal, pero día a día me deleito estudiando la “insoportable levedad del ser humano”. Con que destreza creamos a nuestro alrededor una novela dramática, cuando podemos utilizar toda esa energía para construir una hermosa balada. Cada suceso en nuestras vidas tiene la capacidad de convertirse en nuestro más profundo pesar o en nuestro más bello renacer. Yo personalmente (para ayudarles un poco en la ardua tarea de interpretación de los entre líneas), me alegro de poder ser “facilitadora” en el renacer de otros, que aunque más es lo que he aprendido de ellos, da gusto "a mi edad" tener la paz necesaria para regalarle un poquito a quien la necesite. Es por eso que trato de siempre recordar, y hacer recordar, que “no hay víctimas ni victimarios, somos responsables de nuestros destinos, lo único que hay que saber es que existen amistades peligrosas”.

“Aquellos que cederían la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad”. Benjamin Franklin

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