Un tema apasionante, al cual deberíamos prestarle más atención es el rol del regulador en nuestro país. Los Entes Reguladores son estructuras estatales creadas a lo largo de la década del 90 en el contexto del proceso de capitalización y privatización, con el cual la República Dominicana inició la ardua tarea de transformar el rol del Estado, de administrador a regulador de los servicios públicos. Este proceso de reforma implicaba que el Estado sacrificaría su capacidad de participar, como parte interesada, en la administración y control de los servicios públicos, para convertirse en regulador, independiente e imparcial, de los servicios que pasaron, mediante el cumplimiento de requisitos legales y económicos, a manos del sector privado. Así, áreas fundamentales como electricidad, telecomunicaciones, transporte y salud experimentaron en consecuencia el cambio de reglas de juego hacía la necesaria redefinición de las propias funciones de la estructura estatal, no así su fin último: el bien común.
Pero, quien es responsable de asegurarse de que estos Entes Reguladores responsables por demás de lograr el equilibrio adecuado entre lo público y lo privado y de mantener el más bajo nivel de conflicto social frente a la expectativa de una adecuada provisión de servicios públicos eficaz y eficiente; cumplan las funciones para las cuales fueron creados. Continuamente nos preguntarnos si es eficaz el control regulador del Estado sobre los servicios públicos cuya gestión ha privatizado a los fines de salvaguardar al ciudadano-consumidor frente a los monopolios naturales. O mejor aún, si es que realmente sabemos cuál es el rol y naturaleza de este tipo de instituciones. Yo, en mi humilde y nada experta opinión, diría que no…
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